jueves, 8 de mayo de 2014

MENTE ENFERMA

El otro día Riskotix pasó a verme al trabajo. En un momento de relajación, le convencí para que escuchase un fragmento desechado de Dark Dusk que tenía guardado por mi mochila. A medida que el relato avanzaba, vi como su expresión iba cambiando y se transformaba en una mueca de repugnancia absoluta. Su veredicto fue: "Tienes la mente enferma". Con estos antecedentes os animo a que aquellas personas con almas cándidas, impresionables o mentes sensibles, dejen de leer ahora mismo.

AXEL FOYLE
(hipotético capitulo 7)

La mejor época de mi vida la pasé en Vietnam. Aquello era el paraíso de los homosexuales, mirases donde mirases veías cuerpos jóvenes y musculados, la mayoría del tiempo en "shorts". No es cierto que los gays estén mal vistos en el ejército, eso solo lo afirman los estirados hijos de puta de West Point. Lo cierto, es que son raros los tíos que no se han enrrollado con un compañero de armas. Compañerismo, de eso se trata.

Rompí unos cuantos culos antes de dar con Jim, incluso fuimos juntos de putas antes de considerarnos pareja. Pero allí todos respetaban a todos, los heteros tenían un millón de putas amarillas donde elegir, y los drogatas se metían lo mejor de lo mejor. Lo dicho, un jodido paraíso.

Me reenganché dos veces, eso hace un total de tres años. Me enviaron con dieciocho y volví con veintiuno y un ojete como el túnel de Caldecott.


Justo antes de volver, mis compañeros pensaron que ya era hora de que me cargase a un puto "Charlie". En mi zona en tres años, no había oído ni un solo disparo. Así que nos fuimos a Saigón, nos emborrachamos y pillamos a dos amarillos al azar. Nunca olvidaré las caras de miedo con que nos miraban, me hizo sentir... Mmmmm, poderoso... Ja, ja, ja, eso no significa que me gustase, pero estábamos en guerra, y si era amarillo, era enemigo, así que saqué mi arma y les apunté. Aún lo veo como si fuese ayer, incluso huelo la inmundicia que uno de ellos se hizo en los pantalones.

¡PAM!

Le disparé en un ojo, pero le estalló la cabeza entera, pensé que sentiría algo, pero no... Como si nada.

Después, cogimos al otro amarillo y nos lo llevamos de juerga, lo emborrachamos y después nos metimos en la misma habitación con tres putas y "el Charlie", casi se le salen los ojos de las órbitas cuando le empecé a dar por el culo, fue una pasada, pero no te creas, le dejamos follarse a una puta antes de hacerle maricón, ja, ja, ja. El cabrón lo pasó en grande. Aquello si que eran buenos tiempos...

Y aquí, bueno, aquí las cosas no salieron como yo pensaba... Con mi hoja de servicios debería haber llegado mucho más lejos, pero algún jodido puritano de los de arriba no quería a un maricón en su club de Pigs. Es Irónico, porque me he follado a más de uno en ese club. Y lo peor fue lo de la puta película, el jodido negro tenía que llamarse como yo, y ser un taquillazo, ¡Jódete Axel! desde entonces Ratzinger me llama por el nombre completo, es un bromista, pero tarde o temprano me las pagará, y mis pelotas rebotarán en su culo peludo.

El caso es que desde que me dí cuenta de que mi carrera estaba acabada, empecé a pensar en el retiro, así que me metí en asuntos un poco turbios, ya sabes, a un poli no hay día en que no se le presente la oportunidad de ser un corrupto, ni político que no se la ofrezca.

¿Sabes por qué te cuento esto?

Cathy negó con la cabeza. Estaba amordazada y atada a una silla. Los ojos llorosos y el pelo revuelto.

Ja,ja,ja, pues muy sencillo, algo salió mal en un negocio que íbamos a cerrar en el concierto, un par de federales se presentaron y lo echaron todo abajo, ahora necesito una cabeza de turco y tu eres ideal.

Preciosa, te he contado todo esto porque voy a matarte.



sábado, 22 de marzo de 2014

EL RITUAL

Existe en Japón un ritual ancestral por medio del cual, alguien se arrebata la vida del modo más doloroso que cabe imaginar. Esto no es así por casualidad. La vida es un bien muy preciado y precisamente por eso el hecho de perderla por tu propia mano, debe hacerte recordar, a cada milésima de segundo, lo mucho que se pierde.

A este ritual se le llama Seppuko, pero se le conoce como Hara Kiri, su acepción más vulgar. 

Por lo general los que recurrían al Seppuko, se buscaban un socio que acelerase el final.


Los motivos que empujaban a alguien a recurrir al Seppuko eran diversos, el deshonor, la orden un superior, la muerte de este o sencillamente no envejecer.

Este ritual está ya en desuso, pero eso no impide a la gente seguir quitándose la vida.

En España se registran más muertes por suicidio que por accidente de tráfico. Es la primera causa de muerte "externa", o no natural, y sin embargo, estos datos sin ser ocultados, se silencian.

Todos los fines de semana se da la cifra de muertes por accidente, sin embargo nunca se menciona el número de suicidios, es una incógnita.

El suicidio se ha convertido en algo oscuro y que no afecta más que a los familiares del difunto. Que se quedan con la angustia permanente del ¿por qué? y la sensación irreal de que podrían haber hecho algo más por evitarlo.

Mirar a otro lado u obviar que esto sucede, no es manera de afrontar el problema. Tratarlo como algo natural e inevitable tampoco. Estoy muy lejos de conocer la solución a este problema, pero soy consciente de que negar que esto ocurre, que la gente se quita "de en medio" todos los días, no es el mejor modo de afrontarlo.

Los medios de comunicación no tienen nada que decir al respecto


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Hasta aquí había escrito, y no pensaba seguir más allá, pero estos días pienso mucho en el tema y leo cosas relacionadas, así me he enterado del temor que sienten los medios de comunicación al llamado "efecto contagio" que puede provocar una noticia relacionada con el suicidio, en alguien que ya es propenso a quitarse la vida.

No sé hasta que punto me convence ese punto de vista, desde luego yo siempre he pensado que es mejor saber, que no saber. Ni necesito, ni quiero, que me protejan. En todo caso, hasta los últimos suicidios de gente famosa, fueron siempre por realizar juegos eróticos arriesgados. Osea, que no se suicidaron, por lo tanto no nos informaron de ningún suicidio.

También he pensado en la supuesta "herencia" que puede haber entre los suicidas. Sin saber absolutamente nada de genética, he llegado a una conclusión. Cuando un ser querido se quita la vida, tratamos de racionalizar el hecho como medio de defensa ante el dolor, y mientras hacemos esto, lo aceptamos y al aceptarlo se nos abre esa posibilidad en el horizonte. Si llegamos a aceptar que alguien no deseaba seguir en el mundo y que ha elegido el momento de "irse", aceptamos que quizá nosotros también elijamos esa opción en el futuro, con lo que el componente genético no existe...

En fin, ahí estoy, dándole vueltas a una cuestión irresoluble. 

¿Por qué se ha suicidado?

jueves, 27 de febrero de 2014

NÚMEROS MÁGICOS


-Números mágicos
-¿Números mágicos?
-Si, números mágicos.
-Dios mio, ¿pero de qué estás hablando?
-Los números sí que nos están hablando, tratan de decirnos algo.
-No te comprendo.
-¿Alguna vez has mirado el reloj y eran exactamente las once y once?
-No sé, seguramente ¿y qué?
-¿Qué te sugiere eso?¡Es un mensaje!
-¿Un mensaje?¿Estás borracho?
-En serio, ¿crees que es casualidad?
-Creo que si son las once y once, faltan nueve minutos para que pase el autobús, o hace exactamente cuarenta y un minutos que debería haber terminado de almorzar, eso es lo que creo.
-¿Entonces cuando miras la hora y son las veintitrés y treinta y dos, no te hace pensar que tienes treinta y dos años y quizá los números te quieren decir algo?
-¿y si tuviese treinta y seis?
-Te tropezarías incesantemente con el número treinta y seis, ¡Ah! y por cierto, no estoy borracho... Aunque he estado bebiendo.
-Lo suponía.
-¡Venga! No seas estúpido. Piensa en la cantidad de veces que los números se repiten en tu vida. Números extraños que se cuelan con total normalidad en tu rutina diaria.
-A mi eso, no me pasa.
-¿Seguro?
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo, todo. ¿No te has despertado en mitad de la noche y al mirar la hora solo faltaban unos minutos para que saltase el despertador?
-Si, que putada...
-Ahí lo tienes.
-Absurdo. Todos los días, el despertador  suena a la misma hora, mi cuerpo ya se ha habituado.
-Que cuerpo más listo, entonces, ¿nunca te has dormido?
-Nunca.
-¡Vamós!¿Ni siquiera los fines de semana?
-Bueno, alguna vez, pero eso no quiere decir nada. Y los fines de semana, sé que no tengo la necesidad de levantarme y por lo tanto, no lo hago.
-¿Y por qué te levantas antes de que suene el despertador? Al fin y al cabo se supone que te pones la alarma para no tener que preocuparte del tiempo hasta que suene.
-Solo sucede a veces, la mayoría de los días me levanto con la alarma.
-Los números son mágicos y te avisan de algo.
-Son casualidades, ya te lo he dicho.
-Las casualidades no existen, en realidad se llaman serendipias y si te paras a pensarlo son de lo más inquietantes.
-¿Los números o las casualidades?
-Ambas cosas, fíjate. La semana pasada me acosté, soñé con un viejo amigo, Ramón. Me desperté de repente, inquieto, miré la hora, una jodida costumbre que tengo, eran las doce y veintitrés.
-¡Dios mio! Apasionante, jajaja.
-Escucha. Ramón cumple años el veintitrés de diciembre, y cuando me acosté, eran exactamente las veintitrés y doce minutos. El reloj se había dado la vuelta, y aunque solo había dormido durante una hora y once minutos, que casualmente son tres unos, me sentía totalmente descansado, y habría jurado, de no haber visto la hora, que había dormido toda la noche.
-Fascinante.


-¡No te burles! Aún no he acabado. Ese día seguí durmiendo y a la mañana siguiente vi a mi hermano Josemi. ¿A qué no sabes cuando es el cumpleaños de mi hermano?
-Pues no, dímelo tú.
-El veintitrés de diciembre, el mismo día que Ramón. Y encima, en el momento que lo vi no caí en mirar el móvil, pero no estuvimos hablando más de veinte minutos y cuando se fué, lo miré y eran las doce y cuarenta. Casi seguro que lo vi a las doce y veintitrés. Que lástima no haber mirado la hora entonces.
-Estás chalao.
-¡Hostia!
-¿Qué pasa?
-Mira la hora.
-La miro.
-¿Qué hora tienes tú?
-Las cuatro y dieciséis.
-Las dieciséis y dieciséis, la matrícula del coche de mi hermano, justo ahora que estamos hablando de él.
-Joder tío, los números no son nada, los inventamos nosotros.
-No, nosotros los descubrimos, los números siempre han estado ahí, esperando a que los comprendiésemos, por eso encajan y no te pueden engañar. Uno más uno, siempre son dos, por eso son mágicos, porque a pesar de ser inmutables, tratan de decirnos cosas y nos las dicen tan claramente que no somos capaces de verlas más allá de su valor numérico. Los números son mágicos.
-Estás definitiva y absolutamente loco.
-Cinco.
-¿Qué?
-Cinco.
-¿Cinco?
-¡Por el culo te la hinco!