sábado, 6 de noviembre de 2010

BIGOTE



Todo fue culpa de estos cabrones

La culpa fue de un par de cabrones. En la fiesta mejicana me pinté un enorme mostacho y los muchachos decidieron que me iba que ni pintado, vaya obviedad. El caso es que se pusieron tan pesados que incluso empecé a valorar la posibilidad como algo real. "¡Coño! el bigote no me queda tan mal", pensé mientras me lo repintaba. Por supuesto, todo esto a Nur no le hacía ni puta gracia, pero me dejaba llevar por la corriente pro mostacho.

Al día siguiente, con un ligero dolor de cabeza y frente a la mancha negra de mi almohada descubrí que quizá todo eso del bigote tan solo era una idea de borracho y lo deseché.

Pero...

Porque hay un pero, estos cabrones hicieron un pacto secreto. Debían conseguir que me dejase bigote fuese como fuese y se pusieron a la faena. Adularon a mi esposa durante semanas, me animaron dejándose ellos mismos, sendos bigotazos de lo más macho, estilo Freddie Mercury, ¿muy macho verdad?. Me invitaron a cerveza de importación y alabaron mi resistencia con el alcohol, como si yo ya no lo supiese. Incluso se atrevieron a involucrar al resto de la parroquia en su juego secreto y mi bigote se convirtió en la obsesión de todos.

Al final, me hicieron creer que era cierto, el bigote era lo que necesitaba para realzar mi varonil figura, sería como subrayar una palabra escrita en negrita. Mi porte, ya de por sí muy masculino, se vería realzado con el mostacho y sería el macho entre los machos, el macho alfa, el super macho. Incluso mi rabo haría más bulto en su paquete. Joder, me dejo bigote diga lo que diga la parienta.

Este fue el patético resultado:
MMM, EEEEHHH, sin comentarios

Como podéis ver la imagen habla por si sola, el puto bigote me queda como el culo. Desde luego mi cara de no haber roto un puto plato en la vida, no casa con la carrera de hormigas que recorre mi labio. Os ahorraré la horrible experiencia de ver esta misma foto hecha con Flash.

Desde luego intenté ver el efecto de un bigote menos ostentoso en mi rostro y, bueno, el resultado me hizo poner de mal humor.

¿Dejarme bigote? ¡jamás he tenido una idea peor!


En fin, como al final no he tenido valor para salir a la calle con el espantoso bigote que todos querían en mi cara, pues aquí os dejo las fotos del desastre para que se rían de mi, pero en lugar de hacerlo en mi cara y señalándome, lo hagan en sus casas y a solas, así los vecinos se darán cuenta de que están como una cabra y les retiraran el saludo. Esa será mi pequeña venganza.


Las fotos van con dedicatoria:
A los cabrones

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